
unos pasos inocentes
y mil miradas furtivas
de un dieciséis de noviembre
Ya descansan bien guardados,
ajenos a la muerte y al olvido
cosidos a los pliegues de mi alma
en brazos del murmullo fugitivo.
Y la savia brotará de la corteza
del magnolio, dibujado en tu sonrisa
y vendrá otra vez la primavera
disfrazada de noviembre y de caricia.
Fernando


















